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Crítica al Activismo como práctica de transformación
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El mundo así como está no sirve.
Tú y yo lo sabemos.
Nuestra visión cultural de amplio alcance nos hace conscientes de verdades que las mayorías no quieren descubrir.
El despertar de estos individuos ha sido necesario para el mundo. Sus protestas atrevidas nos estrellan en la cara las grietas del sistema.
En la mitad del sandwich quedamos nosotros: Tenemos la misma consciencia social, sabemos que los valores tradicionales han de trascenderse, pero tampoco queremos ser como los activistas habituales.
Si hay esperanza, las nuevas generaciones necesitan no sólo un modelo a seguir más responsable, pero también más sexy. Necesitan saber que no es necesario enfrentarse a los cazadores de ballenas en un bote de GreenPeace para tener un estilo de vida ecológico.
Que no necesitan ser un socialista barbudo con camiseta del Che Guevara para ayudar a los pobres.
Que no necesitan ser un psicólogo graduado para convertirse en estrategas de su psique.
Que no necesitan trabajar en una ONG para hacer la diferencia.
Que no necesitan ser hippies viviendo en tiendas de campaña para ser consumidores responsables.
Que no tienen que odiar a los "líderes conspiradores" para promover un cambio.
Para los que no optarán por la renuncia radical o por la apatía cínica, protestar con un estilo de vida renovado y factible para las masas, será una pieza fundamental en el desenlace de la crisis global.
Crítica al Activismo como práctica de transformación
Tú y yo lo sabemos.
Esta consciencia social nos provoca indignaciónyusualmente trae
consigo un divorcio de lo tradicional, un asco por lo establecido.
Nuestra visión cultural de amplio alcance nos hace conscientes de verdades que las mayorías no quieren descubrir.
Y así es como nace el activismo…así es como nace:
·El socialista barbudo
·El ambientalista rebelde
·El esotérico new age
·El Vendetta pancartudo
·El académico anti-sistema
·El geek conspiro-paranoide.
El despertar de estos individuos ha sido necesario para el mundo. Sus protestas atrevidas nos estrellan en la cara las grietas del sistema.
Sin embargo, la mayor fortaleza de estos
provocadores, -el distanciamiento de los valores convencionales- también es su
mayor debilidad:
Las mayorías no quieren ser como
ellos.
Sus seguidores –además de gente igual a ellos-
tienden a ser clases injustamente excluidas de la fiesta de la modernidad.
Masas que no quieren vivir como ellos, pero que son sus cómplices oportunistas
porque tienen la esperanza de que un nuevo orden les dé acceso a lo que las
clases medias y poderosas ya tienen.
En la mitad del sandwich quedamos nosotros: Tenemos la misma consciencia social, sabemos que los valores tradicionales han de trascenderse, pero tampoco queremos ser como los activistas habituales.
Perdidos en la turbulencia social, elegimos la
parálisis como respuesta a esta crisis. Nos replegamos a nuestro estilo de vida
tradicional, al “activismo perezoso”, al consumismo material e intelectual, a
la pseudo-espiritualidad, o al sabor favorito de muchos: El cinismo post-moderno…
¿Habrá algún
camino intermedio entre la insurgencia radical y la apatía sonambulesca? Talvez
no. Talvez el camino intermedio es otra ilusión más de apego por nuestros
bombones culturales.
O talvez sí. Talvez el camino intermedio sea el
eslabón perdido entre los activistas y los enjambres de gente oportunista.
Si hay esperanza, las nuevas generaciones necesitan no sólo un modelo a seguir más responsable, pero también más sexy. Necesitan saber que no es necesario enfrentarse a los cazadores de ballenas en un bote de GreenPeace para tener un estilo de vida ecológico.
Que no necesitan ser un socialista barbudo con camiseta del Che Guevara para ayudar a los pobres.
Que no necesitan ser un psicólogo graduado para convertirse en estrategas de su psique.
Que no necesitan trabajar en una ONG para hacer la diferencia.
Que no necesitan ser hippies viviendo en tiendas de campaña para ser consumidores responsables.
Que no tienen que odiar a los "líderes conspiradores" para promover un cambio.
Para los que no optarán por la renuncia radical o por la apatía cínica, protestar con un estilo de vida renovado y factible para las masas, será una pieza fundamental en el desenlace de la crisis global.
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