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Defender al ego en estos tiempos New Age es equivalente a bailar reggaetown desnudo en la época de la inquisición: Un pecado mortal.
El satanás de hoy ya no es un diablillo con tenedor en la mano. El Satanás de hoy es el Ego.
Lo que no sabemos es que parte de los planes de este nuevo Satanás es hacernos creer que el ego es malo.
Sucede que el problema no es el ego y sus fragmentos. El problema es que no sabemos qué diablos hacer con ellos ahora que notamos su existencia (antes sólo éramos el Ego sin darnos cuenta).
Veamos: Pretender “congelar” al ego para evitar “cometer pecado” ya no sirve para una mierda. Darle rienda suelta e inconscientemente hincarnos ante él…juzga tú mismo. Y retirarnos a un monasterio en Katmandú para desintoxicarnos de su esencia tampoco es opción.
¿Qué putas hacemos? La religión convencional ha quedado obsoleta como guardián de nuestros deseos salvajes, el súper-yo fortalecido está liderando la destrucción del mundo, y la iluminación o es una mentira o una utopía fuera de nuestro alcance.
En este confuso laberinto en el que nos encontramos, si las otras alternativas no son viables, hay que intentarlo todo. Inclusive salvar al ego, pero salvarlo no significa continuar bajo su hipnosis. Significa atravesarlo, no negarlo, estudiarlo, no satanizarlo, enfrentarlo, no huirle, trascenderlo, no suprimirlo.
1. Atragántalo de placeres, saborea sus deseos. Deja que las indigestiones purifiquen sus anhelos.
2. Arriesga tu identidad. Los raspones serán tan dolorosos que pensarás dos veces seguirte aferrando a ella.
3. No lo aburras tanto metiéndolo en la prisión de la vieja rutina. La diversión genuina tiene un precio, y se llama crucifixión de tu aburrido ego.
4. Exhíbelo en público sin pudor. Las ridiculeces por las que atravesarás terminarán descarapelando tu estorbosa identidad.
5. Llénalo de estandartes, trofeos y glorias. Con el tiempo, tu miedo a perder la imagen que te dieron, te hará tan miserable que no querrás seguir con esa mentira.
6. Entrégalo todo. El ego se vacía dándolo todo, no guardándolo todo por miedo a “pecar.”
7. Atrévete a vivir la mentira de tu ego. Es suficiente con poner a prueba su veracidad para desentrañar su falta de fundamento.
Salvando lo insalvable, el ego caerá por su propio peso. Pero esa comprensión intelectual no sirve para nada sino vives intensamente la mentira -esa idea que piensas que eres y que no quieres dejar ir-, vívela hasta que tu consciencia se convenza del engaño.
Somos Egos Transformándose.
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El satanás de hoy ya no es un diablillo con tenedor en la mano. El Satanás de hoy es el Ego.
Lo que no sabemos es que parte de los planes de este nuevo Satanás es hacernos creer que el ego es malo.
Sucede que el problema no es el ego y sus fragmentos. El problema es que no sabemos qué diablos hacer con ellos ahora que notamos su existencia (antes sólo éramos el Ego sin darnos cuenta).
Veamos: Pretender “congelar” al ego para evitar “cometer pecado” ya no sirve para una mierda. Darle rienda suelta e inconscientemente hincarnos ante él…juzga tú mismo. Y retirarnos a un monasterio en Katmandú para desintoxicarnos de su esencia tampoco es opción.
¿Qué putas hacemos? La religión convencional ha quedado obsoleta como guardián de nuestros deseos salvajes, el súper-yo fortalecido está liderando la destrucción del mundo, y la iluminación o es una mentira o una utopía fuera de nuestro alcance.
En este confuso laberinto en el que nos encontramos, si las otras alternativas no son viables, hay que intentarlo todo. Inclusive salvar al ego, pero salvarlo no significa continuar bajo su hipnosis. Significa atravesarlo, no negarlo, estudiarlo, no satanizarlo, enfrentarlo, no huirle, trascenderlo, no suprimirlo.
1. Atragántalo de placeres, saborea sus deseos. Deja que las indigestiones purifiquen sus anhelos.
2. Arriesga tu identidad. Los raspones serán tan dolorosos que pensarás dos veces seguirte aferrando a ella.
3. No lo aburras tanto metiéndolo en la prisión de la vieja rutina. La diversión genuina tiene un precio, y se llama crucifixión de tu aburrido ego.
4. Exhíbelo en público sin pudor. Las ridiculeces por las que atravesarás terminarán descarapelando tu estorbosa identidad.
5. Llénalo de estandartes, trofeos y glorias. Con el tiempo, tu miedo a perder la imagen que te dieron, te hará tan miserable que no querrás seguir con esa mentira.
6. Entrégalo todo. El ego se vacía dándolo todo, no guardándolo todo por miedo a “pecar.”
7. Atrévete a vivir la mentira de tu ego. Es suficiente con poner a prueba su veracidad para desentrañar su falta de fundamento.
Salvando lo insalvable, el ego caerá por su propio peso. Pero esa comprensión intelectual no sirve para nada sino vives intensamente la mentira -esa idea que piensas que eres y que no quieres dejar ir-, vívela hasta que tu consciencia se convenza del engaño.
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